Nicolás Ducoté

04/07/2016| Licenciado en Relaciones Internacionales e Intendente de Pilar.
Pilarense por la elección del sistema de seguridad de un country. Venció a Zúccaro y a Molina en el 2015. Su Revolución hasta ahora se ha limitado a grandes alquileres y a rotular de “delincuentes y corruptos” a los trabajadores municipales.

Hay que reconocer que la irrupción en la política local como su llegada al poder fue tan rápida que todavía nadie se explica cómo sucedió, pero la pregunta más importante es: ¿por qué? Nicolás Ducoté sólo tuvo que esperar un par de años para lograr lo que muchos buscaron durante toda su vida, ser Intendente de Pilar. Ese recorrido lo hizo de manera perfecta, pero su rendimiento con las riendas del caballo del comisario no está siendo tan efectivo. Su “Revolución” no se está visualizando y la etapa de consideración de parte de los vecinos se está acabando. El relato de la herencia recibida está cada vez más desgastado y los resultados no llegan.

Su formación académica impresiona por los lugares donde tuvo la fortuna de formarse, instituciones que están muy lejos de compararse con los barrios que debe caminar todavía para conocer sus problemáticas. Por ejemplo, sus estudios para obtener el título de Licenciado en Relaciones Internacionales los cursó en la Universidad de San Andrés. Pero se podría considerar un norteamericano más, porque la vida lo llevó a Nueva York a estudiar a la Universidad de Georgetown a sus jóvenes 25 años; logró una maestría en Política Pública en ¡Harvard!, su tesis fue “Desarrollo de un Programa de Política Pública en Argentina” (¿Pilar es Argentina? Y porque no lo pone en práctica); y en el 2007 fue premiado al recibir una beca para estudiar en la Universidad de Yale, el primer argentino según su CV. Sin dudas, el mejor alumno en la teoría, pero es probable que en el trabajo de campo el barro de alguna de las 9300 calles de tierra del distrito ¿le hagan patinar las ideas? ¿O desde Harvard las cosas se ven distinta? ¿“Desde lejos no se ve”?

Más allá de su camino recorrido por Estados Unidos, su intervención en la función pública data desde el 2010 junto al Colorado Francisco De Narváez. Fue el Jefe de Despacho y coordinador de sus equipos de gobierno. Era el responsable de la Unidad Legislativa del Diputado, y de coordinar sus equipos técnicos y el armado de su Plan de Gobierno para la Provincia de Buenos Aires. Ese no fue su mejor trabajo, el Colombiano terminó las elecciones del 2011 con sólo 15% de los votos, lejísimo del gobernador electo Daniel Scioli. Además, obligó a su conductor político a hacer dos alianzas al mismo tiempo, con la UCR y con Rodríguez Sáa, lo cual significó una mancha que le impidió generar acuerdos a futuro. Luego de eso, el De Narváez prescindió de los servicios de Ducoté.

Finalmente llegó el primer contacto con el macrismo en el 2011, cuando se sumó al Ministerio de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires al mando de Emilio Monzó. Allí se desempeñó como Subsecretario de Asuntos Políticos hasta el 2013 que renunció para asumir como concejal por la alianza De Narváez-Moyano. Increíblemente, siendo funcionario de Mauricio Macri enfrentó en Pilar a la lista del PRO, en aquel momento encabezada por Gustavo el Canario González, quien se refería a Ducoté como “ese Pelado de…” y no como “Nico”.

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Su paso por el Concejo Deliberante no dejó nada interesante, salvo sus formas extremadamente correctas y casi colegiales, ya que pedía permiso en medio de la sesión para ir al baño. ¿Legislativamente? Estuvo en contra de políticas de Humberto Zúccaro que hoy las continúa, como el cobro de la Tasa Vial. Y también aceptó la permanencia de la familia del ex Intendente en el municipio, nombrando como asesora a Jazmín Zúccaro en la Secretaria de Educación.

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Su llegada a la intendencia generó muchas expectativas por el contundente triunfo logrado ante el tándem Zúccaro-Molina. Pero los meses pasan y más allá de alguna autocrítica expresada en los medios, el argumento de la herencia recibida es el primer mensaje que se le entrega a la ciudadanía para responder por los servicios que no se prestan o las obras que no llegan. Inconvenientes con la recolección de la poda, calles intransitables, las ex delegaciones sin herramientas de trabajo, funcionarios sin conocimiento de territorio; son los pedidos que se escuchan, se ven y se leen por parte de los vecinos de cada una de las localidades.

Transcurrido la primera mitad del año, Nicolás Ducoté ya no tiene la misma mirada de parte del electorado que lo eligió y por sus palabras hacia sus “empleados”, también se ganó la bronca de esos “4830 que no los nombré yo, muchos son corruptos”. A más de uno se le cruzó por la cabeza iniciarle acciones legales al Jefe Comunal por injurias, ya se lo comunicaron a sus respectivos representantes gremiales.

Por inacción, los ciudadanos le reclaman; por su verborragia, los trabajadores le perdieron la confianza y el respeto; ¿qué le queda a la Revolución? Entre otras cosas arrancar. “Revolución es unidad” dicen algunas paredes en La Habana, algo que para Nicolás Ducoté parece una utopía. ¿Realmente cree que los municipales son necesarios para su plan de gobierno?