Se repitió la historia de julio del 2016, cuando Nicolás Ducoté debió pedirle la renuncia al por entonces Director de Licencias de Conducir, Agustín de la Precilla, por expresiones poco democráticas y a favor de militares condenados por crímenes de lesa humanidad. Esta vez la tocó a la Interventora de William Morris, Liliana Donnoli. Sus publicaciones en Twitter como “sueño con volver a la dictadura” la condenaron.
Juan Pablo Martignone, Jefe de Gabinete local, calificó la situación como “bastante seria” en diálogo con Pilar de Todos. Además, admitió que el Intendente le pidió la renuncia a la funcionaria y ella accedió.
Donnoli era conocida en las redes sociales, dentro del ámbito político, por su seudónimo “Liliana bóveda K”. A partir de sus críticas al kirchnerismo pudo acercarse a Nicolás Ducoté en el 2013, cuando el egresado de Harvard era candidato a concejal. Esa relación se prolongó y la colocó como fiscal en las elecciones del 2015. Sus incansables participaciones en Twitter le permitieron acceder a la función pública, pero no a borrar su pasado.
Lo preocupante de estos casos es que han sido personas que no escondieron sus perfiles, todo lo contrario, los mostraban orgullosamente. Quieren decir que la gestión, y puntualmente quienes tomaron la decisión de contratarlos, eran conscientes de sus pensamientos. ¿Significa que si no había condena social, iban a continuar? Seguramente.
¿Cuántos Agustín de la Precilla más trabajan junto a Ducoté? ¿Cuántos Liliana Donnoli más incorporaran en el futuro cuando este conflicto se enfrié? Fueron elegidos por el voto popular en democracia y elogian a los gobiernos de facto, no se entiende.