El golf no hace asaltos al campo. Los clientes tienden a exigir estándares poco más altos (o expresiones de emoción poco más restringidas) que los estudiantes universitarios. Aplauda cortésmente los logros desde fuera de las cuerdas, así es como se acostumbra en el golf.
Excepto el 23 de septiembre de 2018. Ese día, postrer día del Tour Championship 2017, el mundo del golf vivió una auténtica tormenta. Mientras Tiger Woods caminaba por el green 18 del East Lake Golf Club en Atlanta, a sólo unos pasos de su primera conquista en cinco abriles, la pasadizo atravesó la endeble barrera de cuerdas y decoro. Miles siguieron la recuerdo de Tigeruna congregación reverencial que delira de alegría, obligación y morapio de comunión en forma de cervezas a 15 dólares.
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El delirio que recorrió a la multitud esa tarde en East Lake fue el tipo de incredulidad comunitaria que hace que los estudiantes universitarios salgan de las gradas a posteriori de una sorpresa impactante. Es el tipo de alegría trascendente que surge cuando has pasado una conquista tan improbable que ni siquiera te atreviste a creer en ella, cuando no puedes creer que tienes la suerte de ser parte de todo ello. Es por eso que la muchedumbre sostiene sus teléfonos en stop cuando corre alrededor de la superficie de muestrario; Quieres aferrarte a este momento el anciano tiempo posible, porque en el fondo sabes que incluso si una conquista como ésta vuelve a suceder, no se sentirá como ésta.
Woods volvió a obtener a posteriori del Tour Championship de 2018, logrando un logro aún más impresionante al obtener el Masters siete meses a posteriori. (Nadie se atrevió a asaltar el día 18 en Augusta.) Rótulo uno más: ¿eso efectivamente sucedió? obtener en octubre de 2019 en el Campeonato Zoso en Japón y, bueno… eso es todo hasta la data en cuanto a victorias de Tiger Woods.
Desde aquella magnífica tarde de septiembre de 2018, Woods ha pasado mucho más tiempo en la mesa de operaciones que en el círculo de ganadores. Durante el fin de semana, mientras se recuperaba de una perjuicio catastrófica (rotura del tendón de Aquiles), anunció que Se sometió a una cirugía para reparar un disco colapsado en la espalda.. No somos cirujanos ortopédicos, pero ese no parece el tipo de cirugía (la séptima que Woods ha tenido solo en la espalda) que permita un rápido regreso a los campos de golf.
La directorio completa de lesiones de Woods es, francamente, sorprendente por su calibre. Golf Digest preparó (o, más probablemente, simplemente actualizó) un manifiesto que enumera todos los procedimientos que ha atravesado Woods a lo generoso de su carrera. Considere que casi cualquier uno de estos dejarían de costado a los humanos normales durante semanas, meses o abriles, y luego recordarían que Woods ha luchado por recuperarse de prácticamente todos ellos:
Quizás es por eso que el mundo del golf recibió la anuncio de la última cirugía de Woods con sombría resignación. Perfectamente, tal vez no esté despierto para recrearse con Charlie este diciembre en el PNC Classic, pero con un poco de rehabilitación puede recrearse la próxima primavera en Augusta. …
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Sabemos lo improbable que es que Woods vuelva a recrearse a un nivel competitivo. Y aún así, esperamos, porque el golf tiene una modo de regalar a sus fanáticos estos finales felices de postrer alucinación. Jack Nicklaus en Augusta en 1986 sigue siendo el en serie, el domingo que hizo sentir a nuestros padres y abuelos aunque no entendiéramos por qué en ese momento. Tiger en Augusta en 2019. Phil Mickelson en 2021 en el PGA Championship, inspirando su propio asalto en el campo en Kiawah Island (¿tormenta de arena?) que, en retrospectiva, fue el postrer punto culminante de su carrera. Demonios, Nicklaus pasó el corte en un major en el siglo XXI. (T54 en el Masters de 2000 a los 60 abriles. Es cierto).
Nos aferramos a estos momentos, porque cobijar que el tren de Tiger Woods se ha detenido por completo es ceder al paso del tiempo. Woods parecía… ¡diablos! era – tan intocable, tan invulnerable, tan imbatible en su mejor momento que parecía impracticable que alguna vez flaqueara. Y se recuperó tantas veces de tantas pequeñas heridas que cada nueva parecía ser simplemente otro obstáculo que debía sortear y dejar detrás.
Todos (los fanáticos, los medios, los patrocinadores, las grandes ligas, el PGA Tour, todo el enrevesado industrial del golf en su conjunto) han invertido tanto durante tanto tiempo en Tiger Woods que todavía resulta desalentador imaginar cómo será el deporte sin él.
Sin requisa, en algún momento, los números concretos empiezan a cuadrar. Woods cumplirá 50 abriles a finales de este año, una etapa en la que tendría dificultades para mantenerse al día con el muestrario contemporáneo incluso si gozara de perfecta sanidad. No anhelo un torneo desde antaño de la pandemia. No ha pasado el corte en los cuatro majors en un año desde 2013. No ha pasado el corte en cualquier Major que no es Masters desde el Campeonato de la PGA 2020. El tiempo y el bisturí están haciendo lo que generaciones de jugadores no pudieron: hacer que Woods por fin baje a la tierra.
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Y, sin requisa, por muy realistas que seamos en cuanto a las cifras y las perspectivas de recuperación, cada seguidor de Tiger Woods sigue manteniendo vivo un pequeño destello de posibilidad, una luz de vela de Si algún puede hacerlo… La otra opción, la triste admisión, es demasiado sombría para contemplarla. Si el tiempo puede derribar incluso al detestable Tiger Woods, ¿qué posibilidades tenemos el resto de nosotros?
Aunque sabemos que nunca volverá a ocurrir, seguimos esperando retornar a subir en la clasificación. Una conquista más. Una oportunidad más de caminar por la calle unido a Tiger Woods, en un domingo triunfal más. ¿No sería excelente?