Desde el triunfo de Nicolás Ducoté en el 2015, el Consejo Escolar de Pilar paso a manos de Cambiemos y ese fue el punto de inflexión para la debacle de la institución. Con Pablo Donoso como principal protagonista, los problemas administrativos y educativos se incrementaron año tras año. Y ahora, a pesar del ruido mediático que buscan imponer los nuevos opositores, siguen siendo mayoría y continúan con el control de las finanzas del lugar que debería ocuparse de la infraestructura escolar pero que ni siquiera puede hacerlo con su propia sede.
Desde el inicio de la era Ducoté en Pilar, Donoso fue el primer Tesorero en el CE. A su gestión la recordamos por la contratación de proveedores que llevaban carne en mal estado y pan con excremento a las escuelas. O a su famosa frase: “La situación en Pilar está controlada. No tenemos ningún reclamo que no haya sido atendido” en la previa a la ola de evacuaciones de alumnos por miedo a una tragedia por las pésimas condiciones de las conexiones de gas y electricidad.
Cuando Donoso deja ese lugar, lo toma Patricia Santoro. Una simple figura decorativa, de la cual únicamente se utilizó su firma. La misma a la cual el Tribunal de Cuentas evaluará en la Rendición de Cuentas.
A pesar de la derrota en el 2019, Cambiemos siguió teniendo mayoría en el Consejo Escolar y ocupando la Tesorería. Nada cambió. Trazando un paralelismo, es como si Alberto Fernández gobernará teniendo a Alfonso Prats Gay o Nicolás Dujovne de Ministro de Economía. En Pilar esos roles lo han ocupado el Profesor Fernando Fernando D’Auría (hasta su renuncia por «motivos personales») y actualmente Marcelo López.
La polémica del cierre de la sede se generó por el reclamo del propietario del inmueble, que no sólo cambió la cerradura por la deuda del alquiler del lugar sino que denuncia faltantes en su patrimonio. Asegura que no están todos los muebles y que se ROBARON UN TECHO. Parece un chiste pero no lo es. En casi cinco años de gestión de Cambiemos en el CE, ya no sólo habrá que recordarlos por el pedazo de mampostería que se cayó en la cabeza de un alumno sino también por lo que mágicamente (y tristemente) ya no está.