Elisa Carrió te quiere o no, la referente nacional de Juntos por el Cambio no tiene grises en su modo de accionar en política. Por ello, en los primeros años de gobierno de Mauricio Macri no dudo en apuntar contra el Intendente de Lanús, Néstor Grindetti. A quien acuso de «corrupto» y que era parte de un «entramado de convivencia con los narcos». Ahora en este 2021, la estrategia de Lilita parece ser más sútil ante otra de las ovejas negras de Juntos por el Cambio, Nicolás Ducoté.
Ante las múltiples causas de presunta corrupción que recaen sobre el ex jefe comunal de Pilar, por el momento Carrió prefirió el silencio. No se ha expresado ella públicamente, pero se ha conocido su modo operandis para eliminar a Ducoté de su espacio político. Esta vez utilizó a Guillermo Iglesias, ex Secretario de Obras Públicas local y marido de su Diputada y mano derecha de Lilita, Marcela Campagnoli.
Según los colegas del Diario Regional de Pilar, Iglesias apuntó que la obra de la planta depuradora “fantasma” para el barrio Peruzzotti ya estaba adjudicada a la empresa Tordel SA, propiedad del empresario Sergio Russo (quien también estuvo declarando). “Todo lo hablé y se lo advertí” dijo Iglesias en referencia a un proceso fraudulento pero “era él quien tomaba la determinación de qué obra se hacía y cuál no” en referencia a Ducoté.
Ahora la incógnita pasa por saber qué harán los ducotistas que están dentro de la Coalición Cívica, como Jésica Bortulé, Andrés Genna Grau o el propio Matías Yofe (¿seguirán las clases de canto en el penal?). ¿A quién abandonarán? ¿Seguirán junto a Campagnoli o se inmolarán con el ex Intendente?