Llegan las elecciones y dentro del oficialismo todos miran o esperan que hará el Secretario de Gobierno Carlos Arena. Pero eso sólo le interesa al micro universo de la política interna de Cambiemos, a los vecinos en general les pasa por el costado. Ellos necesitan soluciones urgentes en diferentes situaciones y como esas respuestas no llegan, se fastidian. Sobre todo si observan que los funcionarios engrosan cada más sus bolsillos, hagan o no hagan algo.
«La Revolución», como así llamó Nicolás Ducoté a su gestión, sólo pudo concretarse en los sueldos mensuales de los integrantes del municipio. Con cifras que años atrás sólo podían encontrarse en CEO o Gerente Generales de empresas privadas del Parque Industrial de Pilar. Hoy cada uno de los puestos del Ejecutivo local significa una remuneración privilegiada, teniendo en cuenta la crisis que atraviesa el país. Comenzando por el Intendente, rondando los $300.000, hasta el más insignificante Director de área.
Aún sin saber realmente cuál es su función que le cambie la vida a los vecinos, el Secretario de Gobierno Carlos Arena es uno de los más beneficiados. Su sueldo asciende a $180.000 (¿más changas?) y cuenta con una de las estructuras de mayor presupuesto en la Comuna. ¿Pero qué hace? Se desconoce realmente.
Hasta ahora sus acciones más evidentes fueron armar decenas de listas «opositoras» en el 2017; contratar a un militante cibernético para realizar un escrache masivo a periodistas locales; crear la barra brava del incipiente Real Pilar FC; apartar del bloque de Cambiemos a dos concejales ante la inminente salida de su socio Gustavo Trindade de la presidencia del Concejo Deliberante; entre otras acciones políticas que sin dudas al vecino de a pie no le cambiaron su calidad de vida en el distrito.
Arena llegó de Vicente López, comenzó a trabajar en el municipio por un sueldo que no llegaba a los $10.000 pero evidentemente su presencia tranquiliza a Ducoté y le incrementó sus haberes, con una paritaria de casi 2000%. Así el actual funcionario/barra brava logró tener su casa propia en el concheto country Ayres Plaza. Con esas particularidades refleja a la actual gestión local de Cambiemos.
Lo que se dice: un verdadero hijo de puta