En el fútbol se dice que el físico es el que termina retirando a los jugadores de la actividad profesional. En tanto que en la política, sin dudas la voluntad de los ciudadanos en las urnas es la que define el futuro de los dirigentes. Y en este caso no importa la edad, ni los estudios, ni la trayectoria, sino únicamente como el pueblo evaluó su desempeño en el gobierno de turno. A veces, para algunos hay revancha, pero para aquellos que fueron muy malos no les quedará otro destino que las sombras de la política. Podrán seguir «facturando» pero no podrán mostrar su imagen.
Nicolás Ducoté fue la cara de la peor gestión municipal en la historia en Pilar. Las doce causas penales que recaen sobre su administración, la señalan como la más sospechada de corrupción y eso parece ser determinante para el futuro del egresado de Harvard. Quien parecía estar dispuesto a buscar una segunda oportunidad, pero sorprendió al iniciar un «emprendimiento» propio de alguien que está planificando un retiro inmediato.
Junto a Lucía Ravina, Juan Pablo Martignone, Guillermina Arrechea, Jesús Sánchez, Magalí Pérez, María Quevedo, Matías Sgoifo, Susana Gemignani, Milagros Capello y Pablo Donoso crearon una especie de cuerpo de asesores electorales. Por ejemplo, indican la recaudación de fondos de campaña como uno de los puntos de trabajo de «Local Lab». ¿Aconsejarán implementar el recordado programa de «subsidios compra votos»?
Increíblemente Ducoté volvió a apelar a la palabra «Transparencia» para vender su trabajo. Acusado de contratar una «ONG fantasma» con recursos del estado, de crear un programa de subsidios para vaciar las arcas municipales, de pagar obras que no se realizaron como con el Plan Hábitat del barrio Monterrey o como con la planta depuradora de Peruzzotti; ahora busca ¿traspasar esas estrategias de gobierno a futuros dirigentes? ¿Quiénes serán los que compren sus conocimientos? ¿Podrán engañar a la sociedad como lo hizo él en el 2015?