Tristeza, impotencia e indignación por la pérdida de un municipal

14/11/2018 | Luis Valledelaqua falleció el lunes pasado en el palacio municipal. Se desempeñaba como Sub Director de Rentas Generales. Sufrió un paro cardíaco y nadie de sus compañeros pudo asistirlo con RCP. Sólo un bombero intento reanimarlo pero la ausencia de un desfibrilador y la bolsa de oxígeno le impidieron salvarle la vida.

Ayer al mediodía, los trabajadores municipales que cumplen sus tareas en el palacio salieron a la puerta para despedir a Luis Valledelaqua. Sus 32 años dentro del estado local lo hicieron una persona muy querible dentro de la Comuna. La manera cómo se fue dejó consternados a todos sus compañeros y preocupados por la posibilidad de otra desgracia similar, y no contar con las herramientas necesarias para ayudar a la persona que lo necesite. A Luis se lo llevó el freno de los latidos de su corazón y también la poca preocupación que muestra el estado para con su recurso humano.

Con tan sólo 18 años, Valledelaqua ingresó a trabajar en el área de Catastro Técnico. Su mamá era municipal y fue el nexo para el inicio de su vida laboral. Ocupo ese espacio durante más de tres décadas, hasta el lunes pasado cuando un paro cardíaco terminó con esa etapa de su vida. Cayó desplomado y nadie en el sector supo practicarle reanimación cardiopulmonar. De casualidad había un bombero que estaba esperando para pagar las tasas municipales, saltó el escritorio, intentó reanimarlo pero cuando solicitó el desfibrilador y la bolsa de oxígeno se encontró con la peor respuesta, «no hay». A los quince minutos llegó la ambulancia, pero ya era tarde.

A la falta de previsión ante este tipo de situaciones, hay que agregarle que fueron un par de compañeros de Luis quienes rompieron el mostrador de atención al público porque la camilla no pasaba por ningún lado. Casi como si la oficina de Rentas fuera una trampa mortal para quienes la integran. Increíblemente de allí salen los fondos para infinidad de gastos superfluos, pero nunca se pensó en gastar $500 en una bolsa de oxígeno o $100.000 en un desfibrilador. Por esos pequeños montos, para la economía estatal, los municipales podrían tener una segunda oportunidad. A Valledelaqua se la negaron.

 

Por supuesto que sus familiares y amigos nunca lo olvidarán, pero tampoco lo harán aquellos que compartieron el área con él y lo vieron morir con la impotencia de no poder ayudarlo. Actualmente, el gobierno de Nicolás Ducoté obliga a los trabajadores a realizar cursos de liderazgo pero nunca fueron invitados a los talleres de RCP que dicta el mismo municipio. Esas clases recorren todo el distrito, pero parece que no entra en la propia comuna. ¿Por qué lo realizan pilarenses no sirven?

Ayer fue un día de luto para los municipales, de los cuales el Intendente se autoexcluyó al no asistir ni un minuto a la cochería de Ponce de León donde velaron a Luis Valledelaqua. Sólo se acercó al cementerio municipal cuando los familiares y amigos se estaban yendo. Tampoco hizo alguna mención en sus redes sociales, vía por la cual hace prácticamente todas sus comunicaciones. Para él fue un día más.

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