Parece el relato de una fábula, en el cual no hay nombres y apellidos oficiales de los protagonistas de la historia. Pero en este caso puntual no hay nada irreal y la moraleja es revisar todos los datos que aparecen en la factura que llega a los hogares de parte de las empresas de servicios públicos. Las mismas que tienen como último objetivo el bien común de sus usuarios.
Esta es la historia de Carolina Maglione, vecina de La Lonja, donde su hogar no tiene ninguno de los servicios que brinda AySA, ni agua de red ni clocas. Sin embargo, en los últimos días recibió una factura de esa empresa por un monto de $195,04. Pero lo más insólito fue que el documento que le reclamaba la deuda no estaba a su nombre, sino con el seudónimo de fantasía de su casaquinta «Mafelen».
Otra sorpresa fue cuando la vecina se comunicó con el callcenter de AySA para comunicarles el error que habían cometido. Le indicaron que debía pagar lo que figuraba en la factura y que además mantenía una deuda preexistente de $2000, para la cual le ofrecían un plan de pago con facilidades. A pesar de la inexistencia del servicio.
«Señora vamos a tener que cortar el servicio del agua si usted no abona su deuda» fue la advertencia del representante de AySA a la vecina. «Es lo más gracioso que escuché, córtalo sin problemas» ironizó la fallida víctima de un intento de estafa. ¿Un caso aislado o simplemente un ejemplo de muchos otros pilarenses?